Raúl Castro: “En la publicidad lo define el cliente. En la murga, yo”

Comunicación Publicitaria entrevista a Raúl Castro, publicista, murguero, creativo, artista popular, una fuente inagotable de creatividad, que ha creado tanto en la música como en la publicidad varios clásicos recordados por todos.

Hoy es director de su Agencia, Escenario, de su murga, Falta y Resto y está presentando su primer disco solista llamado Tinta Brava, mote ganado con mucha justicia en el Carnaval.

C.P.: – ¿Qué te atrapó para encarar la carrera publicitaria, cuando ya habías escrito páginas que pasaron a la historia con Jaime Ross y memorables presentaciones con Falta y Resto?

R.C.: La publicidad es una divertida manera de ganarse la vida. Permite aplicar la creatividad artística asociada al razonamiento estratégico para obtener resultados medibles. Una forma de atar la realidad con la imaginación.

C.P.: – ¿Desde cuándo te vinculas a la publicidad y en donde?

R.C.: Comienzo en Punto a mediados de la década del ochenta. Bernabé Civano me llevó a conocer a Elbio Acuña. Eternamente agradecido. Después de pasar por esa escuela maravillosa, comencé con mi propia Agencia a principio de los Noventa. Escenario Publicidad. La mejor agencia del mundo y sus alrededores.

C.P.: -¿Qué recordas de cada etapa alcanzada?

R.C.: De Punto, un equipo fabuloso que me enseñó la fórmula de la publicidad efectiva. Por nombrar a uno de mis maestros, Juan Andrés Morandi.  El flaco era es y será un faro de creatividad, amor y amistad por el resto de mi vida.  De Escenario, crecer, crecer y crecer. De las victorias y de los empates. Siempre crecer.

C.P.: – ¿Qué significó para vos El Grito del Canilla , el comercial más votado de la década  por profesionales publicitarios en la Campana de Oro?

R.C.: El orgullo de haber participado en un trabajo sublime hecho por un equipo maravilloso, donde se unieron dos pasiones de mi vida: la publicidad y la murga.

C.P.: – ¿Cuándo comienza Escenario?

R.C.: Cuando me di cuenta que quería crecer sin techo. En el año 1990.

C.P.: – ¿Cuál fue el primer aviso?

R.C.: Para Óptica Ariel. Tenía una columna por diez y había que arreglarse. El titular fue “HOJO”. Y el texto decía: Que no le vendan cualquier cosa. En cristales, lo mas claro es la experiencia. Vendió como loco.

C.P.: -¿ Cuales  son las metas y cuales faltaría alcanzar?

R.C.: La meta es seguir creciendo, iluminando, creando, llenando de buena onda cada momento de la vida. Haciendo felices a los que me rodean y disfrutando cada segundo de este relámpago en la eternidad que es la vida. Falta mucho, por suerte.

C.P.: – ¿Qué campañas recordas más?

R.C.: La primera de  Asamblea Uruguay, con la que logramos 284.000 votos. Las de Médica Uruguaya, que pasó de tener 40.000 socios en el 92 a 330.000 y ser líder en la actualidad. La primera campaña de Tenfield, cuando fotografiamos un equipo totalmente desnudo en el medio de la cancha del Estadio Centenario y el slogan era: el fútbol como nunca se vió.

C.P.: – ¿Cómo te relacionas con tus clientes y cuales son los actuales?

R.C.: Me relaciono con la sinceridad de los amigos. La Médica, Asamblea Uruguay, Tenfield, Automóvil Club, todos líderes en sus respectivas categorías.

C.P.: – ¿Cómo se define el estilo de tu Agencia?

R.C.: Creatividad eficiente. Publicidad para vender cada vez más.

C.P.: – ¿Qué opinas de las nuevas tecnologías aplicadas a la comunicación?

Hay que estar involucrado en todos los avances tecnológicos. El mundo cambia desde el conocimiento que posibilita la creatividad.

C.P.: – ¿Qué opinas de los concursos de Publicidad?

R.C.: Son infantiles, como todos los concursos.

C.P.: – ¿ Tus dos amores, Carnaval y Publicidad, en que se confunden y en que se mimetizan?

R.C.: Son hechos con el mismo impulso vital. Se mimetizan en el momento del Eureka!, cuando surge la idea que le dará forma artística al objetivo. Se diferencian en el objetivo. En la publicidad lo define el cliente. En la murga, yo.

C.P.: – ¿Cómo ves la Agencia en el  año 2015?

R.C.: Virtual y material. Integrada y libre. Personal y en equipo. Actualizada tecnológica y emotivamente. Un impulso indetenible e indefinible.

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